Después de un año complicado por la pandemia pudimos realizar nuestro primer viaje al extranjero. Fue toda una aventura. La finalidad de este viaje era poder lograr vacunarnos contra el COVID-19. Así que armamos las maletas y partimos a Estados Unidos a una de mis ciudades favoritas del mundo: New York.

Todo partió semanas antes buscando cuál era la mejor ciudad para ponernos la vacuna y leyendo encontré una nota de prensa donde decía que New York abría las puertas al mundo para poder obtener la vacuna fácilmente, generando así un nuevo tipo de turismo.

Antes de viajar a Nueva York preparamos todos los papeles que nos solicitaban. Como tengo ciudadanía chilena yo sólo debo pagar la visa de turista que tiene un costo de 15 dls y se llama ESTA. Ileana siendo mexicana, entró con su visa de turista regular.
Nosotras viajamos por Vivaaerobus desde la Ciudad de México al aeropuerto JFK en New York. Aquí nos pidieron una prueba de antígenos o PCR y a través de un código QR nos solicitaron llenar el formato de declaración de veracidad de datos.
Y después de todo eso empezó nuestro viaje.

En esta ocasión quisimos hospedarnos en Manhattan para estar cerca del lugar de vacunación por si nos daba el mal. Y nos quedamos en dos lugares, el primero fue en un hostal que cobraba USD $100 la noche y el otro en un Airbnb que salía USD $90 la noche. Ambas experiencia estuvieron perfectas para nuestro viaje de sólo 4 días. En todos lados hay gel antibacterial y en lugares cerrados hay que usar cubrebocas.
Al día siguiente investigando llegamos a Javits Center, uno de los puntos de vacunación en Manhattan. Nosotras nos pusimos la J&J (una dosis) y también está la opción de Pfizer que es una vacuna de dos dosis. Ellos te plantean las dos opciones con sus pros y contras y tú como usuario, eliges cual quieres ponerte. Si no hablas inglés ellos tienen sus propios traductores. Después de la vacuna te dejan en observación por quince minutos pero yo que soy alérgica me tenía que quedar media hora y finalmente para asegurarnos, nos quedamos más tiempo aún. Ellos te dan una tarjeta de vacunación con tus datos y el código de tu vacuna y te recalcan que no la pierdas porque no habrá otra.
Después de la vacuna comenzó nuestro modo Nueva York veraniego, es impresionante como cambia esta ciudad dependiendo de la estación del año. Se sentía en el ambiente pura felicidad y un aire de libertad que me llamó mucho la atención, pura buena vibra se sentía.

En esta ocasión quisimos simplemente perdernos por las calles de la ciudad y vivir su cotidianidad. Ver el atardecer con vista a New Jersey por el Río Hudson o disfrutar también esa hora mágica en el parque Brooklyn. Ir a Vessel a tomarnos una nieve mientras observamos ese hermoso edificio.


Para los amantes de la fotografía callejera esta ciudad es inspiración, cada rincón cuenta una historia que te abre la mente y aprendes a ver el mundo desde otra perspectiva. Te recomiendo ir a Chinatown y de ahí caminar hasta East River Esplanade. Tendrás una linda vista de los puentes de Manhattan y Brooklyn. Estábamos ahí cuando nos vamos enterando que estaba la exposición inmersiva de Vincent Van Gogh y fue la actividad pagada del viaje.


Para movernos en la ciudad usamos el metro y tiene un costo de USD $3 por trayecto, pero existe una tarjeta ilimitada por 7 días con un costo de USD $33 que es ideal si te mueves mucho por metro. Nosotras como casi todo lo hicimos caminando, en esta ocasión no nos convenía comprarla. Lo que sí tienes que tener en cuenta, es que para salir y entrar al Airtrain, tiene un costo de USD $7,75 por trayecto. En el metro te piden usar cobrebocas para que siempre lo tengas a mano.
Nueva York es una ciudad que simplemente encanta con su multiculturalidad y las experiencias que ofrece, siempre habrá algo que te sorprenda.
