Como cada día, sigo aprendiendo a vivir conmigo, a escucharme y a defender lo que siento. He aprendido a la mala a ser fuerte, a sacar las uñas, a no callarme y a pelear por lo que quiero, como tantas mujeres que conozco que cada día ponen límites.
He sido violentada de diversas maneras desde que tengo memoria como la gran mayoría de mujeres en México, pero mi mayor reto ha sido aprender a identificar el abuso psicológico, porque no se ve y porque siempre creemos que no nos va a pasar, pero es una herida silenciosa que se va abriendo poco a poquito de adentro hacia afuera y cuando se abre por completo ya no queda nada de ti.
Hoy no es un día para celebrar, no es un día para irse con las amigas a echar chisme y brindar con mimosas, todo lo contrario. Hoy es un día para recordarnos que somos fuerza, luz, que podemos, que somos únicas, seres individuales e independientes, que siempre vale la pena intentarlo porque eventualmente lo lograremos, porque si alguien más puede, seguro que nosotras también y si todavía nadie lo ha logrado, podemos ser las primeras.
Hoy es un día para continuar la lucha diaria, para seguir rompiendo estereotipos, para dejar de evaluar las aptitudes de una mujer partiendo su físico, del maquillaje o de la moda. Hoy es un día perfecto para continuar configurando una sociedad más justa, de mujeres que apoyan mujeres, de mujeres que educan varones conscientes y que exigen su entorno con compañeras y compañeros justos. Hoy es un día para recordar que caminamos acompañadas.