Nueva York es la ciudad que todos conocemos sin haberla visitado. Sí, como lo leen, esto es debido al cine, donde viajamos en películas como Manhattan de Woody Allen o para los más noventeros Mi Pobre Angelito y sus mil secuelas. No hay que dejar de lado la televisión, la cual nos deleitó con  la magnífica sitcom Friends que nos llevó por la vida de estos amigos neoyorkinos.

Años y años esperé por conocer esta ciudad y en un abrir y cerrar de ojos, el sueño se cumplió. Cuando volaba de Cancún a Nueva York la ansiedad me comía por dentro, me sentía como niñita chiquita en primer día de clases.

Antes de seguir, quería decirles de dónde viene el nombre de New York. Hay varias hipótesis, una de ellas es por York, una ciudad inglesa muy importante que tras la conquista en 1664 quisieron hacer patria bautizándola así.

Mi primer gran reto fue a la hora de salir del aeropuerto, debido a que no entendía bien el sistema de trenes y entre que la gente que se bajaba y subía rápidamente, no supe a quien preguntarle. Hasta que un amable guardia se acercó a mi al verme perdida y me explicó el mecanismo.  El sistema funciona así: existen tarjetas de prepago para el metro llamada «MetroCard», el cual tiene un valor  de $31 dls para 7 días de uso ilimitado, además de comprar una tarjeta del tren desde/hacia el aeropuerto que tiene un valor de $5 dls por trayecto. Este es ideal si vas a la ciudad por poco días, ya que sí ahorras bastante dinero en transporte. Estas tarjetas las puedes comprar a la salida del metro del aeropuerto, además de haber cajeros automáticos para cargarlas si ya las tienes.

El metro avanzaba y a los lejos se veían los edificios de la Gran Manzana. Miraba con anhelo estar ahí, pero el camino me deparaba otro acontecimiento en mi primer día en la ciudad de las luces y el jazz. Mi hospedaje lo reservé por Airbnb y no me percaté que quedaba muy, pero muy lejos de los puntos de interés, además de vivir una no grata experiencia con el anfitrión (Airbnb se hizo cargo de la devolución del dinero), así que al día siguiente me fui a buscar un hostal.

Había perdido un día de poder conocer la ciudad pero llegó a mi un hostal que superó mis expectativas. A pocas cuadras del metro Morgan Av en la linea L,  encontré un lugar llamado «NY Moore Hostel», los precios están bien dentro de lo caro que es Nueva York.  Desde este punto comenzó mi aventura por conocer tan esperada ciudad.

El sistema del metro de la ciudad es algo complicado, lo pude entender hasta el último día de mi estancia, pero es una experiencia que hay que vivir. Te encuentras al mundo completo en cada vagón, de todos los colores y religiones. Mientras caminas de estación en estación, te encuentras unas bellas figuras de bronce que representan la cotidianidad de la ciudad, son del artista Tom Otterness llamado Life Underground Installation.  Después de distraerme como dos horas recorriendo estas bellezas, llegué por fin a mi primer encuentro a los clichés de la ciudad, el famoso y caótico Times Square, fue una explosión de información y gente, hay que destacar que vivo en un pueblito en la playa.

 

Nueva York es una ciudad que se recorre mejor caminando, y así descubres bellas callecitas. Así fue como llegué a la famosa Estación Central o Grand Central Station, es de una belleza impresionante, que te puedes quedar horas observando la dinámica del lugar.

Mientras caminaba por la ciudad, hice el cliché de los clichés escuchando a Frank Sinatra, transformando una simple caminata en un gran musical. Y como me encontraba la ciudad de las luces, había que vivir la experiencia de ir a ver una obra en Broadway, obviamente quería ver todo pero mi presupuesto era súper súper limitado, pero no podía no hacerlo, así que sin pensarlo compré una entrada para ver Les Miserables, los mejores $60 dls invertidos, confirman porque son los maestros de los musicales.

Los días se esfumaban con el viento que congelaba mis tardes de paseo. Así que tenía que concentrarme y no perder el tiempo, porque la verdad que cada paso que das es una sorpresa.

Nueva York posee una gran cantidad de museos, así que solo visité dos que me súper interesaban: el Moma, Museo de Arte Contemporáneo con las obras de Andy Warhol, con un valor de entrada $25 dls.  No podía faltar el museo de Historia Natural y cómo no recordar la escena con el Tiranosaurio Rex en Noche en el Museo, un viaje a la infancia. El valor de la entrada es de $22 dls.

¿Se acuerdan del personaje de Peter Parker en Spiderman que trabajaba en el periódico «Daily Bugle»? pues el edificio es  Flatiron Building, el primer rascacielos de Nueva York, o edificios como el Empire State en la película de King Kong.

No me podía ir de Nueva York sin conocer uno de los íconos más importantes de esta ciudad, el pulmón verde, Central Park. Dicen que es dos veces más grande que Mónaco y ocho veces más que el Vaticano, pues la verdad sí lo comprobé, es imposible recorrerlo completo pero disfrutas cada paso que das en este hermoso lugar.

Para cerrar este viaje a la gran ciudad, caminé por el puente Brooklyn, clásico de los clásicos y con broche de oro, hice el recorrido a la Estatua de la Libertad, con un valor de $18 dls e incluye la Isla de la Libertad y Ellens Island. Este para mi fue el momento más lindo del viaje, el sentir lo que vieron los inmigrantes que escapaban de la guerra y llegar a la tierra de la libertad y oportunidades. Se me puso la piel chinita y el corazón apretado y recordé lo que podría haber sentido mi bisabuelo al llegar a una tierra extraña.

Nueva York es una ciudad que te atrae, donde estás a la expectativa de lo que te puede entregar. Un ciudad que dentro de las luces y el glamour, es una ciudad de gente muy trabajadora que esta en busca de este sueño de libertad.